Por fin… la carpa!

Dejamos Santiago y emprendimos el largo viaje por el norte chileno. Los fértiles valles del centro de Chile dejan lugar a zonas cada vez más áridas. Algún campo cultivado o un arroyo que baja de la Cordillera produce aún el agradable color verde. Al sur de La Serena hay varios balnearios muy lindos, y en uno de ellos, en Guanaceros, entramos por primera vez en un camping para armar nuestra carpa sobre el techo de la camioneta. Pero no era un camping cualquiera: dispusimos de baño privado con agua caliente y ducha, mesa protegida por una red para comer y, por supuesto, la playa a metros de la carpa. Si bien me agarró un poco de claustrofobia en la carpa, pasamos la noche. La próxima vez, tendré que tomar un poco mas de vino antes de dormir.