Dándole un descanso a la camioneta averiada, tomamos el tren turístico que va de Chihuahua al Pacífico pasando por las extraordinarias Barrancas del Cobre. El área de estos formidables cañones abarca a más de 20 quebradas que el curso de al menos seis ríos ha ido labrando en las sierras de Tarahumara. Juntas, estas gargantas son cuatro veces más grandes que el Gran Cañón del Colorado en Arizona, y nueve de ellas lo superan en profundidad.
El tren que salió a las siete de la mañana, implicando levantarnos a las cinco, nos llevó en 7 horas a la pequeña localidad de Divisadero. En la estación nos esperó Dolores con unas quesadillas calientes que estaba preparando en una cocina a leña sobre el andén del tren. Fueron las quesadillas más ricas que comimos en todo México. Luego su marido Guillermo nos condujo en su camioneta al modesto hospedaje de Arepo. Arrancamos con una caminata en subida hasta la cresta de la barranca, donde el paisaje y el impresionante precipicio nos cortaron el aliento. Disfrutamos de una vista magnifica, difícil de describir y aun mas difícil de fotografiar por su majestuosidad.
La cena en el hotelito fue mas que espartano: dos quesadillas y frijoles! Pero en esta ocasión no hemos venido por la gastronomía, así que no nos importó demasiado.
A la mañana siguiente, Guillermo nos llevó en su camioneta a distintos miradores para apreciar en toda su dimensión y belleza este paisaje tan extraordinario. Así conocimos la piedra volada, la unión de las tres barrancas mas grandes, a saber: la del cobre, la de Tarahumara y la blanca, el puente colgante, varias figuras en las rocas y por supuesto no faltaron los mercados artesanales donde Vicky se llenó de canastas.
Íbamos a tomar el tren para volver (otra vez 7 horas) pero antes de ir a esperarlo apareció un micro que partió 3 horas antes del tren y nos llevó en 5 horas de vuelta a Chihuahua. Ganamos como cinco horas para redondear un paseo espectacular que a su vez significó una despedida maravillosa de México.
El tren que salió a las siete de la mañana, implicando levantarnos a las cinco, nos llevó en 7 horas a la pequeña localidad de Divisadero. En la estación nos esperó Dolores con unas quesadillas calientes que estaba preparando en una cocina a leña sobre el andén del tren. Fueron las quesadillas más ricas que comimos en todo México. Luego su marido Guillermo nos condujo en su camioneta al modesto hospedaje de Arepo. Arrancamos con una caminata en subida hasta la cresta de la barranca, donde el paisaje y el impresionante precipicio nos cortaron el aliento. Disfrutamos de una vista magnifica, difícil de describir y aun mas difícil de fotografiar por su majestuosidad.
La cena en el hotelito fue mas que espartano: dos quesadillas y frijoles! Pero en esta ocasión no hemos venido por la gastronomía, así que no nos importó demasiado.
A la mañana siguiente, Guillermo nos llevó en su camioneta a distintos miradores para apreciar en toda su dimensión y belleza este paisaje tan extraordinario. Así conocimos la piedra volada, la unión de las tres barrancas mas grandes, a saber: la del cobre, la de Tarahumara y la blanca, el puente colgante, varias figuras en las rocas y por supuesto no faltaron los mercados artesanales donde Vicky se llenó de canastas.
Íbamos a tomar el tren para volver (otra vez 7 horas) pero antes de ir a esperarlo apareció un micro que partió 3 horas antes del tren y nos llevó en 5 horas de vuelta a Chihuahua. Ganamos como cinco horas para redondear un paseo espectacular que a su vez significó una despedida maravillosa de México.
3 comentarios:
David veo que estas lejos, y todo bien menos la bomba, en argentina esta esta bomba y sale 3000 y pico de pesos, si necesitas te puedo enviarla, la otra la podes reparar, que te van a decir que no pero esto se puede. cualquier cosa estoy a tu disposición para lo que necesites.
Gonzalo
... nos alegra muchísimo ver cómo disfrutan cada lugar que visitan, sin stress, a pesar de la bomba; nos encantó la foto de la piedra volada con el árbol encima: parece una postal!
Lástima que haya que ir hasta Divisadero para saborear esas quesadillas.
No aflojen que ya falta menos.
Un fuerte abrazo de oso de Marty y Miguel
Vicky , con la canastita , a pesar de las 14 horas de tren !!!
Bravo !! esas es mi amiga !!
besotes para los dos
Miriam y Mario
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