Orcas !

Con un barco crucero hicimos un espectacular tour por los fiordos del Parque Nacional de la Peninsula de Kenai. Salimos al medio-día bajo un hermoso sol, pero de a poco entramos en la neblina de los fiordos. No obstante, el paisaje es hermoso y el avistaje de la fauna marina y terrestre fue impresionante. Ni bien salimos ya divisamos unos “Bald Eagles”, el águila insignia de Alaska, arriba en los bosques costeros. También pudimos observar, muy lejos arriba sobre las rocas, las cabras de montaña con sus crías. Una imagen impresionante, pues parecen estar colgadas de las rocas con pendiente vertical sobre el mar.
Mas adelante fue el turno de los lobos marinos descansando cerca de la costa. Mientras seguíamos disfrutando de los paisajes del fiordo y de la fauna marina, el instructor de Parques Nacionales que se encontraba a bordo, nos explicó en detalle las particularidades de cada animal y las bondades de la naturaleza. También aprendimos de la historia que los primeros exploradores marinos Vitus Bering y Alexsei Chirikov avistaron estas costas en 1741. Mientras Bering murió en una devastadora tormenta en el viaje de regreso, Chirikow logró volver con cientos de pieles de otarios a bordo lo que dio lugar a una caza salvaje de pieles en estas costas. En honor a Bering, se nombró el mar y el Estrecho de Bering.
“Orcas!” gritó de repente algún pasajero y todos nos balanceamos con las cámaras sobre los puentes del barco. Efectivamente había dos grupos, dicen que las orcas viajan en familia, cerca de la nave produciendo una excitación especial entre los turistas.
A mitad del recorrido nos acercamos al Glaciar Aialik y al navegar entre los hielos desprendidos del mismo nos sorprendimos por los cientos de focas que descansaban sobre estos hielos flotantes. Una imagen impresionante. El glaciar se lucía en todo su esplendor, bajo un sol radiante y los pedazos que se desprendían de su frente, con ruidos estruendosos, caían al mar provocando olas considerables. Con casi dos kilómetros de frente y hasta 200 metros de alto, esta mole de hielo nos impresionó.
El viaje de vuelta no fue menos excitante, pues tuvimos la suerte de observar ballenas con joroba, nuevas colonias de lobos marinos, miles de aves sobre las islas y rocas y los simpáticos otarios, sin olvidarnos de los curiosos puffins, una especie de pájaro-pato con pico y patas naranjas y amarillas.
En esta tarde inolvidable hicimos casi 300 fotos y nos resultó muy difícil seleccionar unas pocas para esta entrada en el blog. Pero ahí están.